Uno de los trastornos en el aprendizaje de los niños y que suele pasar casi inadvertido, es la dislexia; siendo una de sus características más comunes la dificultad para aprender a escribir o leer, que se manifiesta a través de una dificultosa memorización, el cambio en el orden de las letras, una lectura más lenta y con muchos errores o una ortografía deficiente.

    Si bien se cree que no está relacionada con la inteligencia del niño, es cierto que, especialmente en los primeros años, puede retrasar su aprendizaje. Si bien no se conocen, con exactitud, las causas que lo pueden provocar, se creé que pueden ser genéticas, concretamente en el gen del sexto cromosoma, por lo que vendría marcada por la herencia que nos dejaran nuestros padres.

   Según las cifras que se manejan, los niños disléxicos son entre un 3 y un 6 por ciento del total de la población infantil, siendo las edades en las que se hace más visible entre los 7 y 9 años, presentándose en más en los niños que en las niñas.

   Hoy, 8 de noviembre, queremos recordarla con el fin de seguir incidiendo en la necesidad de hacer un seguimiento a nuestro niño a la hora de su aprendizaje, recordando que un diagnóstico temprano es fundamental para evitar consecuencias graves en la salud física y emocional del infante.