El consumo abusivo de alcohol constituye uno de los mayores factores de riesgo en los casos de muertes prematuras causadas por accidentes, autolesiones y episodios de violencia, así como el origen de numerosas enfermedades como cáncer, cirrosis, infarto, ictus o pancreatitis, además de otros trastornos físicos y psíquicos.
Según estudios, la edad media de inicio en el consumo del alcohol se sitúa en torno a los 14 años, lo que supone una temprana amenaza y un grave problema de salud. La repercusión social de los problemas relacionados con el alcohol requiere una respuesta para la prevención y ayuda a los sectores más afectados por este problema.
El Día Mundial Sin Alcohol representa un estímulo más para reflexionar, desde todas las instancias, sobre el alcohol y sus consecuencias, así como, llamar la atención sobre una enfermedad creciente en las últimas décadas.
El consumo excesivo de alcohol lleva consigo y está relacionado con un gran número de trastornos y enfermedades, entre las que se encuentran: Daño cerebral, problemas de memoria, adicción y dependencia, tensión arterial, posibilidad de desarrollar tipos de cáncer, daño en las mucosas del aparato digestivo y problemas de alimentación.
Además de las consecuencias personales asociadas a ciertos tipos de enfermedades, también se distinguen actitudes o hechos que pueden ocurrir cuando una persona no controla la ingesta de alcohol. La ingesta de alcohol, aparte de los mencionados efectos, conlleva suicidios, vandalismo, violencia, peleas, divorcios y separaciones, incidencia negativa en la educación de los hijos y su rendimiento escolar.
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