El 11 de marzo de 1892 se inició la Revolución Legalista, movimiento insurreccional armado que dirigido por el General Joaquín Crespo pretendía el derrocamiento del presidente Raimundo Andueza Palacios.
Tomando ese nombre, debido a la inconformidad de sus integrantes con las nuevas reformas a la constitución, propuestas por el gobierno de Andueza Palacios, que entre otras cosa pretendía extender el periodo presidencial. Ante el rechazo político, Andueza decidió imponerla desentendiéndose del Parlamento. La violación a la constitución hizo que Joaquín Crespo se alzara en Guárico y de allí el calificativo de “Legalista”.
El General Crespo salió del hato El Totumo, en el Estado Guárico, el 11 de marzo, para dar inicio a la revolución, que rápidamente se propagó por todo el país. El gobierno nombró a Sebastián Casañas, Comandante del Ejército para combatir a los insurrectos, sin embargo fracasaron en su intento, desatando entonces una crisis gubernamental.
La revolución llegó a su fin el 6 de octubre de 1892, cuando el General Joaquín Crespo, a la cabeza de 10 mil hombres y bajo un torrencial aguacero, entra a la ciudad de Caracas y tomó el poder. Dejando un saldo de 4 mil muertos y más de 2 mil heridos.
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