Trastorno de origen neurobiológico, con una carga hereditaria, que suele pasar casi inadvertido, que afecta al aprendizaje y que supone una dificultad persistente en la lectura y escritura que suele ocasionar problemas desde la escolarización.
Se estima que entre un 10% y un 15% de la población general podría padecer algún grado de dislexia; una de sus características más comunes la dificultad para aprender a escribir o leer, que se manifiesta a través de una dificultosa memorización, el cambio en el orden de las letras, una lectura más lenta y con muchos errores o una ortografía deficiente.
Este trastorno impide al niño disléxico a seguir el ritmo académico de sus compañeros y tiene problemas a la hora de asimilar ciertas asignaturas, sobre todo si se basan en contenidos de lectoescritura.
Estas dificultades derivan en problemas de comprensión, de memoria a corto plazo, también suelen confundir la derecha y la izquierda y la concepción espacio-tiempo.
7 puntos para aprender a detectarlo:
– Hace sustituciones, inversiones, omisiones y/o adiciones de letras o palabras.
– Cuando escribe no entendemos nada.
– La ortografía y la fonética es inconstante.
– Cuando escribe hace mucha presión sobre el papel.
– Confunde unas letras con otras y cambia y sustituye las sílabas de las palabras.
– Lee sin comprender lo que está leyendo.
– Es frecuente que se “coma” palabras cuando lee o las repita sin ser consciente de ello.
– Utiliza los dedos para hacer operaciones.
– Le cuesta manejar bien el dinero.
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